
La mayoría de las consultas podológicas para niños, son debido a que estos “caminan como pato” o presentan los pies torcidos.
La forma de andar o de sentarse de los niños puede alertar a los padres sobre posibles malformaciones de la estructura ósea de las extremidades inferiores.
Si bien algunos malos hábitos al caminar son transitorios (es decir, se corrigen con el paso del tiempo conforme el niño crece y se desarrolla), otros podrían prevalecer si no se atienden y se aplican las correcciones oportunamente.
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3 casos más frecuentes en consulta
Torsión tibial interna

Este tipo de pies torcidos se caracteriza por caderas equilibradas, las rótulas al frente y pies normales, pero desviados hacia adentro.
Al momento del nacimiento, el eje bimaleolar se encuentra en el plano frontal, con ligera rotación externa.
Con el paso del tiempo, el esqueleto de la pierna presenta una rotación externa fisiológica que desemboca a los 4 años de edad aproximadamente.
Esta condición hace que los niños que la padecen, sean propensos a caerse con cierta frecuencia.
Hiperanteversión de los cuellos femorales

Esta condición se caracteriza porque las rótulas son convergentes, y los pies giran hacia adentro al caminar.
A veces puede observarse un falso genu varum, es decir, la apariencia de piernas arqueadas.
Se recomienda ampliamente la toma de radiografías para detectar o descartar una displasia luxante de la cadera.
Los niños con este problema suelen tener dificultades para correr, saltar y sentarse en una posición convencional: tienden a sentarse en forma de “W” o de rana, que debe ser corregida inmediatamente.
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Retroversión

En este caso, las rótulas son divergentes y los pies giran hacia afuera.
La forma de caminar característica es “al estilo Chaplin”, y en general, el tipo de pie es plano valgo.
Durante la exploración física, la rotación interna de la cadera se encuentra limitada, lo contrario a la rotación externa.
El diagnóstico de este problema puede ser con el apoyo de unas radiografías.
Puede experimentarse una regresión espontánea o persistir, lo cual provocaría a largo plazo molestias funcionales.
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En cualquiera de los casos antes mencionados, un podólogo experto te orientará sobre los estudios más adecuados para diagnosticar (un estudio de la marcha, por ejemplo) y en su caso, atender y ejecutar las correcciones pertinentes para la corrección de los pies torcidos.
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